Breves Narraciones


Desfragmento en Loop.
                  
 De un jardin seco y deshabitado, crecieron un par de piernas. Una separada de la otra. Caderes, gluteos, y un costado izquierdo amputado, mientras que el derecho continuaba su prolongacion hasta el pie, que estaba un poco gastado en el talón. A unos 5mts se hallaba la pierna izquierda. Nacia de una bella maceta labrada,un muslo, rodilla en flexion y una planta que miraba al cielo.
En eso entra un torso, avanzando con sus dos brazos y sin cabeza. Trae una bolsita con flores. Su respiracion es lenta y costosa. Apoya la bolsita en la tierra, dejando las flores hacia afuera y espera la lluvia.
                  Primero fue el trueno y un par de gotas gordas separadas. El torso sintió frio en su piel, pero se mantuvo en el jardin hasta que comenzó a inundarse. Ahí las partes pasaron a flotar. La primera en caer fue la pierna Izquierda, se dió unos golpes contra las paredes y giró de un lado a otro. Luego fueron las caderas con pierna derecha, que en un momento se puso de pie y dio saltitos chapoteando y salpicando. El torso quedó aferrado al árbol.
El viento era cada vez mas fuerte, agitaba el agua mientras las piernas iban y venían como botes. Una mezcla de huracán con maremoto. El árbol que tanto venia resistiendo, no tuvo mas opcion que ablandarse. Se desprendieron algunas partes de su corteza, que el torso supo usar como flotador. Con el último trueno cayó el tronco principal, que ocupaba el largo del jardin. Y de ahi en mas la lluvia fue mermando. El torso se quedó tieso en su pedacito de corteza. La pierna izquierda tambien acostada llena de mugre adentro de las uñas, y las caderas con pierna derecha, bastante mas rotas que antes, hicieron un collage con las flores al lado de la puerta.
EL agua estuvo ahí 7 días, hasta que se fue filtrando en la tierra de a poco. Llegó el dia en que todo volvio a estar seco y deshabitado, solo que con un nuevo orden, uno distinto. Pierna Izquierda, caderas con pierna derecha y flores, torso con brazos abrazado a un pedazo de corteza.
                  En eso, un día de mucho sol, se escucha que las aves hablan mas fuerte que lo habitual. Mucho revoloteo, subida y bajada. Grupitos que se van un poco mas lejos, y una aglomeracion que casi forma un techo en el jardín. Se escucha un sonido muy lejano. Las aves callan y vuelan lo mas despacito que pueden, flotan como si formaran un colchón. El sonido se hace cercano. Es un grito, sostenido de una sola nota, parejo y constante. Las aves se abren en un circulo perfecto, y ahí nomas cae la cabeza. Lleva unos anteojos de sol negros que no se rompieron de casualidad. Una canción suena desde la boca de la cabeza, pronunciada perfecta, dejando oir el choque de sus dientes blancos y simetricos, que estallan en pedazos al finalizar la canción. Una sonrisa hecha túnel. Adentro del túnel se vislumbra un jardín, parece ser deshabitado y seco.

Chamana.
Todas las noches Elena desenrieda su pelo, y en ese momento el tiempo se reordena para ella. Es la mejor forma que encontró para los dias en que la tristeza insiste en tomarla por completo. Por alguna razon, se niega a darse un lugar para el llanto. Dice que se siente indefensa y un poco tonta. Cuando juzga tanto su emocion, se le hace una maraña de pasiones; contiene lagrimas ,caricias, risas con sabanas y caminatas en la lluvia. Hay un enjambre de recuerdos romanticos y cliché adheridos al remolino de su pelo blanco, que cambia de forma a medida que el peine los atraviesa. Hay fragmentos que le duelen, como el del dia en que estaba segura de poder verlo antes de su partida y quizas esa vez si poder decirle de alguna forma que se habia enamorado un poco de él, sin usar esa palabra claro todavia le daba algo de verguenza.      Entonces se peina y  hacia adentro inventa respuestas y consuelos, como un "seguro Él lo sabe de todos modos". El cabello viejo y anudado vuela junto al viento, y Elena mientras lo ve irse le deposita un pedido de despojo. Cuando termina con los nudos, se peina y canta. Es un rato en el que se deja fantasear con encuentros y charlas sobre que hizo esa tarde o la noche anterior. Con compartir las horas y un viaje en tren con paisajes increibles y estaciones sucias. Que caminan para el lado contrario al que van todos, y se van a dormir cuando todos despiertan. De la mano, y respirando sin hablar.
                Mientras trenza su pelo,  trenza su tristeza. Las lagrimas se asoman por los ojos, mientras piensa en lo inutil que es fantasear, dice que es cosa de niñas, que no deberia alimentar una imagen tan idealista. Que es inmaduro de su parte, armarse un cuento de amor a su edad. Crear un mundo desde  un fragmento, una historia entera desde un solo capitulo.
Para que imaginar y dejarse llenar de una emocion falsa? Se preguntaba en voz alta. Que la trenza atrape las falsas ilusiones, y que queden ahí, mostrandose en algunas partes y ocultandose en otras, tejiendo posibilidades de cruces de destinos.
Sigue el recorrido de un caminito hecho de huellas. Su forma es en espiral, y cuando llega al centro mira al cielo. Respira profundo, se acuesta. Rueda por la tierra y pedacitos de pasto con ramas se le quedan pegados al pelo. Tanto que se le forma un nido. Al sentarse lo nota, le pesa un poco y le hace perder el Eje. Aprende rapidamente a llevarlo con gracia, y hasta se anima a ir recogiendo pedacitos de suelo que encuentra atractivos para decorarse. Cuando cree que está listo, lo quita de su cabeza y retoma el sendero de las huellas, que esta vez va borrando con sus pies al andar. Deja el nido en un punto arbitrario y comienza a trazar un nuevo sendero de huellas con los Pies y Manos, con Diagonales, Lineas rectas y curvas. Idas y venidas. Un mapa lleno, un laberinto indescifrable e infinito.


3, 1, 4, 2

En su tercer muerte hubo un banquete. Manzanas rojas y verdes, apiladas en forma de triàngulo. Cada invitado podía llevarse una a modo de souvenir. Asi la recordarían alguna mañana cercana, porque la consigna era especifica: comer una manzana en ayunas, para limpiar el malestar. Entonces cada quien elejia cuándo. Mientras tanto, podían acumular todo el pesar que quisieran, sin olvidarse que si se pasaban muchos días corrian el riesgo de que la manzana se heche a perder y ya no sirva, entonces quedarían atrapados en el pesar. Nadie querìa ese destino, entonces la angustia por la perdida duraba no mas de 2 o 3 dias.
La estrategia pareció funcionar, queria evitar de alguna forma que su entorno se sumerga en el sufrir. Porque la primer muerte fue la mas difícil de asumir, y desde ahì supo que algo tenia que hacer para apaciguar las aguas. Ese dìa se había puesto su vestido preferido, dejando todas las prendas fuera del placard, hechos una montaña que parecía hecha a propósito vista desde afuera. Estaba singularmente proporcionada, los colores se combinaban y contrastaban con el resto de la habitación, tan pulcra y despejada. Saliò dichosa y con calma, y a pasitos cruzando la reja de su casa, sin querer abandonò toda intensión y se desplomò en el asfalto. Aùn conservaba la tibieza cuando la encontraron, y la conmocion hizo un eco tal que el pueblo quedó en silencio hasta la primavera.
La cuarta vez decididiò que iba a ser la última, ya todos se estaban acostumbrando a perderla sin tanta pena y anhelo, entonces le pareció un buen momento. Organizò una fiesta, pidió que todos llevasen plantas para decorar, mientras cavaba un pozo profundo para enterrarse. Copas para brindar hasta emborracharse y música fuerte para bailar descalzos en el pasto. Lluvia para que desprenda aroma y termine haciéndose un barro infernal. Y asì nadie notarìa cuando deje de estar, en medio del bullicio y las risas descontroladas.
La única que había sido por accidente fue la segunda. Estaba probando unas formulas con ingredientes vencidos para atacar un mal de ojo que tenia pegado hacia una semana. Mezclò lo que no debía y le explotò la poción en las manos. Sus partes fragmentadas volaron por el cuarto que por suerte nunca nadie encontró, y mejor no entrar en detalles de ese cuadro dantesco. Solo se sabe que la casa quedó abandonada, que nadie nunca la reclamò, y que con el correr de los años, una tormenta inesperada destruyò gran parte del terreno.


ASTRONAUTA II

De aspecto se veìa como un astronauta de 100kl. Llevaba tantas prendas encimadas que la ropa se había vuelto una extensión de si misma. Una serie de coberturas exageradas, como las capas de una cebolla. Cargaba con todo ese peso, adornadisimo y llamativo desde afuera, calentito y cómodo por dentro, muy acogedor. La tela se había hecho de tantos huequitos que se adaptaban a su anatomía perfectamente.  Lejos de cualquier posible contacto, lo único que la relacionaba con el afuera eran sus ojos. Oscuros y asimétricos.
Una tarde se quedó dormida en la silla de una plaza. Alguien pasò y le robò los guantes. Despertò y se sintió desnuda. La temperatura le parecía helada en contraste al microclima de su interior. El simple roce de aire en contacto directo con su piel le resultaba abrumador. Por varios minutos no pudo articular sus dedos. La intención aparecía, pero la movilidad parecía tardar una eternidad hasta llegar a destino. De a poco, la elasticidad de la piel y la sangre que circulaba fue ampliando su caudal. Llegó a pasar sus manos por el traje, con cierta añoranza. Las apoyò en la silla, presionò el hierro. Y el calor del sol. Ahì sus musculos y articulaciones cobraron vida, respondiendo con facilidad y placer. Entonces lo que al principio parecía terrible, resultò de lo mas agradable. Conocio la suavidad y el calor desde afuera. Adaptò sus costumbres y hábitos a esta forma de estar. Aprendiò a manipular objetos con mayor presicion. Se cortò y golpeò varias veces, hasta que fue perfeccionándose y se volvió simple.
Hubo otra tarde, en la misma silla, cuando alguien robò la parte inferior de su atuendo. Desde las caderas hasta los pies. El shock fue un poco mayor. Quizo cubrirse con sus manos, pero no daba abasto. No le quedó mas remedio que quitarse algo de la parte superior, para emparejarse un poco. Con la llegada de su nuevo esqueleto, descubrió que sonaba, y que esos sonidos traspasaban y llegaban afuera. No solo eso, sino que otros sonidos parecían responderle. Primero pensó que era su propio eco, hasta que descubrió una pluralidad de voces a su alrededor. Variedad de notas, sonidos dulces, agresivos, constantemente iguales, atolondrados por veloces, y densos por lentitud.
En una siguiente visita a la plaza, en la que ya tenia cierta esperanza/desconfianza, despertó con su cara despejada. Con el rostro a la intemperie,  volvio a sentir ese frìo único. Otra vez, la guía fue la sensación de su piel y el aire. Los  micromovimientos iban llegando solos, y asì descubrió el gesto. Y con el gesto emociones. La humedad en su boca la llevò a dibujar con sus dedos la comisura de sus labios. Siguiò el laberinto de las diminutas velocidades de la piel. Transitò por sus pestañas y cejas. Diferenciò relieves, pomulos, nariz, pera; los surcos y depresiones. Los gestos se iban revelando con cada pasada de su mano, que cada tanto dejaba que el dibujo se continuara por fuera del rostro y se extendiera hacia el afuera.
Encontrò que su pelo llevaba una trenza, muy larga y gorda. Salio caminando y luciéndola. Tuvo algunos enriedos en el trayecto. Se le pegaban basuritas y chicles. En invierno la prestaba 
de bufanda. Para entonces ya tenia mas de un conocido con los que pasaba algunos ratos. Fue uno de ellos quien encantado por su ingenuidad y sensibilidad,  tuvo el impulso de acercarse y tocarla dulcemente. Sintió Incomodidad y curiosidad, asombro y alegría. Todo al mismo tiempo. Se escucharon respirar, y  evocaron la calma. Los limites entre sus cuerpos se borraron, se desdibujò el entorno. El tiempo tomò un descanso, y un movimiento unico perdió la idea de control. Habìa algo de familiaridad en el encuentro. Una sensación interna, como un dejavù, como un traje de astronauta inmenso, un estado de paz. Un lugar conocido con una forma nueva y desconocida.